
En la evolución de las ciudades mostrada por el cómic, ha tenido siempre un papel determinante la configuración que se ha mostrado del espacio público, ya que se trata del elemento urbano que permite realizar una lectura de la estructura social. Las diferentes visiones estudiadas arrojan una visión muy crítica con el espacio público, que ha dejado de ser el espacio de intercambio social y cultural. Se nos muestra un espacio público determinado por grandes infraestructuras viarias que no han dejado espacio para la acción humana. Primero, el automóvil, y después, la irrupción de la industria de la publicidad de las multinacionales, han acabado invadiendo el espacio común en el que la gente ya no encuentra un ámbito para la afirmación individual o colectiva.
En cierto modo, la realidad ha dado la razón a estos autores. El espacio público, en la actualidad, resulta desacreditado tanto por el tráfico rodado como por dos fenómenos que han colapsado el sentido de lo común. Se trata de las urbanizaciones impermeables que han creado bolsas homogéneas de población y de centros comerciales que han supuesto un reclamo más atractivo para el ciudadano que el simple pasear por una calle. En ambos casos, hay un control estricto para evitar el conflicto mediante la aniquilación de lo diverso. Se tiende, cada vez más a un espacio controlado, en el que no puede haber sorpresas y en el que definitivamente se ha disuelto la visión situacionista de la ciudad como un espacio para lo imprevisto.
Las visiones tecnológicas tampoco arrojan una percepción optimista del futuro, ya que se presentan bajo una perspectiva esclavizadora del ser humano. La concepción del progreso ha sido puesta en duda por numerosos autores, que la han interpretado como un instrumento de poder que al final ha derivado en una división social. En este sentido, la proyección del ser humano para imaginar el futuro ha sido francamente limitada. Ninguna historia ha previsto la sumisión a los dispositivos móviles como la mayor extensión del ser humano. Ningún autor fue capaz de anticipar la potencia de la world wide web (www). Y precisamente, en este aspecto, la realidad puede ir en otro sentido. Cabe esperar que sean precisamente los avances digitales los que permitan interconectar de nuevo a la sociedad con el territorio y con el espacio público.
La mayoría de las ciudades expuestas en el presente estudio presentan dos consideraciones sobre el territorio. La primera hace referencia a la pérdida del límite urbano. Para la ciudad tradicional ha sido muy importante el conocimiento y el respeto de sus propios límites. En la actualidad la ciudad ha crecido ilimitadamente, ya no existe separación entre ciudad y campo, o, en palabras de Lèvi-Strauss,
“el tránsito de la naturaleza a la cultura”.
Las prácticas de la ciudad difusa y las conurbaciones actuales han convertido a la ciudad en un tejido ilimitado capaz de absorber núcleos periféricos existentes de una manera planificada o no. Ello ha supuesto la pérdida del centro, siendo la ciudad contemporánea una estructura policéntrica. En este aspecto, la ciudad del cómic ha ido paralela a la realidad a través de la concepción de megaciudades post-apocalípticas.
En cuanto a la segunda consideración, que hace referencia a la centralización de la producción, la situación es diversa. El cómic ha tratado de prever una ciudad centralizada en edificios inmensos. Sin embargo, la realidad urbana, a través de un mundo hiperconectado gracias a la red digital y las tecnologías de la comunicación, ha fragmentado y separado los procesos productivos, desconcentrando los elementos de la cadena de producción que antes necesitaban estar topológicamente ligados (Muñoz, 2008).
Ciudad y producción dejaban de ser términos equivalentes
El espacio social, del mismo modo que el espacio urbano, no ha generado expectativas optimistas en los autores estudiados, los cuales no han mostrado una gran confianza en la evolución de la sociedad postindustrial. Ésta, de un modo u otro, se ha visto condicionada por una clase política muy jerarquizada que, avanzando un nivel en la anulación de subjetividad expuesta por Simmel a principio de siglo XX, ha convertido al ser humano en un mero instrumento. El diagnóstico es incierto, pero cabe confiar en una próxima reconfiguración social en sistemas más horizontales y permeables. Si bien las novelas gráficas tienden a mostrar una futura aniquilación de la personalidad del hombre, a partir de los años setenta la industria reaccionó de modo diverso. La constante búsqueda de grupos de consumidores diversos configura un mercado imprevisible y cambiante según el paso fugaz de modas, gustos y costumbres. La rápida transformación de los mercados y la presencia efímera de sus productos, impiden una identificación duradera con ellos, con lo que el consumo aniquila cualquier tipo de compromiso con la realidad.
Todas estas reflexiones han sido recogidas por los diferentes tipos de cómic. La tradición americana, con su referencia constante a las ciudades de Chicago y Los Angeles, difiere la tradición japonesa del manga, reelaborada en torno a Tokio. Las primeras, articulan sus discursos sobre las ideas de la metrópoli y sus incidencias postindustriales. La segunda, afronta escenarios de una ciudad renacida bajo la angustia de la destrucción total. Cada escuela contiene sus complejos y sus miedos, pero ambos escenarios resultan deslocalizados en un mundo global.
El cómic ha sido utilizado a lo largo del siglo XX para reflejar diferentes cambios de actitud cultural. Transformaciones, que han encontrado su réplica instantánea en este medio. Actualmente resulta imposible entender la sociedad sin las aportaciones vertidas desde los “márgenes”. El imaginario colectivo, por tanto, no es el resultado de un tipo concreto de propuesta, sino de un pensamiento caleidoscópico. Y una de esas múltiples caras, es la reflejada argumentalmente por el cómic.
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Se ha publicado el artículo «Las oscilaciones del espacio público. Transformaciones urbanas y sociales en el cómic», de Ignacio Grávalos, en el libro Open Sourcing. Investigación y formación avanzada en arquitectura editado por la Universidad San Jorge, que recoge diversos trabajos de investigación de los últimos cuatro años realizados en la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Jorge. El artículo está basado la investigación realizada en el Máster Universitario en Investigación y Formación Avanzada en Arquitectura, realizado en 2012-2013.