El horizonte revela desde su distancia la silente interdependencia entre naturaleza y arquitectura. En cualquier línea horizontal trazada por el hombre sobre el territorio, en forma o no de arquitectura, resuena de manera inexorable la presencia de su hermana mayor, celeste y telúrica a un tiempo, la patria de todos los hombres.1
La utopía está en el horizonte, nos dice Eduardo Galeano, y en una sola oración identifica las dos referencias cardinales que señalan nuestro camino hacia un lugar en permanente retirada, inalcanzable. Por eso nos hace caminar.
La casa Huarte de Corrales y Molezún (Madrid, 1966), propone la construcción de un verdadero horizonte artificial ante la situación de la parcela en Puerta de Hierro, completamente rodeada por viviendas burguesas propias de la clásica y exclusiva urbanización madrileña. Reto importante. El cuerpo principal se separa de las calles adyacentes y la casa se abre a mediodía a través de tres patios ligeramente rehundidos. La zona de servicio se sitúa paralela a la calle principal de orientación sur, separando y aislando el conjunto de la vía rodada y las viviendas colindantes; la cubierta escalonada de la zona de servicio se ajardina y se convierte en talud verde y horizonte para la casa. En la otra dirección, la secuencia de patios, jardineras y láminas de agua completan un tapiz bidireccional de lugares abiertos y espacios cubiertos en continuidad: la arquitectura como herramienta de construcción de un paisaje y un horizonte propios.2
Cuentan que Chillida (de niño) pasaba las tardes de tormenta al final de la playa de Ondarreta preguntándose por el lugar del que procedían las nubes y las olas.3 La construcción del horizonte supone la ordenación del mundo y de nosotros, un retorno al descanso original en la tierra al margen del ruido de los días y sus semáforos: habitar sencillamente tras la poderosa línea construida como límite y monumento para la luz y las estrellas.
¿Acaso podemos fundar algo más inestimable? ¿No deberíamos poder todos los hombres construir nuestro propio horizonte?
Miguel Ángel Díaz Camacho. Doctor Arquitecto
Madrid. Junio 2014
Autor de Parráfos de arquitectura #arquiParrafos
Notas:
1 No es casualidad que la palabra tenga su origen en la cultura de la antigua Grecia: horizonte procede del griego ορίζοντας, «orizonta» (limitar). Por otro lado, la palabra Horizontal, hace referencia a lo “perteneciente o relativo al horizonte”, Diccionario de la Lengua Española, RAE.
2 Ver “La activación del paisaje”, LA CASA DOMÍNGUEZ. Alejandro de la Sota: construir – habitar, tesis doctoral inédita, MADC, ETSAM, 2012, págs. 333-350.
3 Relato de Eduardo Chillida, José Luis Barbería, El País, Especial 25 años (1976-2001), nº1284, Domingo 6 de mayo de 2001, pág. 218.