Hace ya años que el arquitecto Giulio Cappellini, propietario de las productoras de muebles más vanguardistas del mundo y descubridor de talentos como los hermanos Bouroullec, habla de las sociedades no completamente industrializadas como el último reducto donde encontrar hoy un diseño fresco e inspirado. La Segunda Bienal Iberoamericana de Diseño demuestra que Cappellini da en el clavo. La suma de dispares que reúnen las 400 obras seleccionadas por la bienal que coordina Gloria Escribano tiene como denominador común haber aceptado la realidad como reto. Y esa condición iguala a los diseñadores de hoy con los pioneros del siglo XX. ¿Quiere eso decir que sólo tiene cabida un diseño sostenible, austero, propositivo y necesario? Quiere decir que todavía es posible hallar esos atributos entre los trabajos de muchos profesionales.
Diseño para la campaña del Fiat Uno (2010), del Estudio Lobo (Brasil)
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AnatxuZabalabeascoa
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