El número más importante, la personalidad más influyente entre los arquetipos numéricos fue para los pitagóricos el cinco o la péntada y el diez o la década.
Cinco era el número del amor si sumábamos dos, el primer número femenino y tres el primer número impar masculino. Es interesante remarcar que los estudiantes chinos del Pa-Ka o los Ocho Trigramas Mágicos, reconocerían esta concepción de idéntica manera, y curiosamente queda también justificada esta idea por la moderna teoría de los cromosomas y los genes. Cinco también es el número de la higiene y la armonía. Con la péntada o el cinco iba asociada su símbolo geométrico, el pentagrama o pentalfa, cinco as entrelazadas, y se sabe que el pentagrama era el signo secreto de hermanamiento entre los pitagóricos. La importancia de este símbolo y de las construcciones relacionadas con él, todas basadas en la sección áurea, eran celosamente guardadas como uno de los secretos más importantes de la Fraternidad.
Hipócrates de Chios fue expulsado de la Fraternidad según consta, por haber explicado y divulgado la construcción de un pentágono. La importancia asociada al pentágono queda relatada por Athanasius Kircher en el capítulo De Magicis Amuletis de su obra Arithmologia,1donde cuenta cómo los galates, el enemigo, fueron derrotados después que Antiochus llevara consigo a la batalla un vexillum, bandera empleada durante la antigüedad clásica, con el pentagrama, al ser advertido por sus augures tras interpretar uno de sus sueños.
Después de ver el destacado papel de la simetría pentagonal y de la sección áurea asociada al pentágono en la morfología de la vida y del crecimiento de lo vivo, la elección de este símbolo parece haber sido guiada por una extraordinaria intuición. En el Timeo, Platón escoge el dodecaedro, que es la proyección en tres dimensiones de un pentágono, como guión esquemático de la armonía del cosmos. Realmente parece que Platón haya seguido la inspiración pitagórica.
El pentagrama se convertirá más tarde, especialmente en la sabiduría mágica medieval, en el símbolo especial del hombre, del microcosmos, en correspondencia por analogía con el universo o macrocosmos. El principio de analogía, formulado por el arquitecto alemán August Thiersch y que durante el siglo XIX se convirtió en el principio que lideró el arte de occidente, ya se podía encontrar en los pitagóricos como una ley general:
Tú sabrás, tan lejos como es posible en un mortal, que la Naturaleza es desde todos los puntos de vista, similar a sí misma.2
El símbolo numérico del macrocosmos o el universo era la década o diez; La forma geométrica correspondiente era el decágono. Sabemos que el decágono y el pentágono tienen la misma lógica en lo referente a la simetría, regulada como no puede ser de otra manera, por la sección áurea. El concepto esotérico de correspondencia o analogía entre el macrocosmos, simbolizado por el número diez, y el microcosmos, simbolizado por el número cinco, fue condensado por los herméticos, los cabalistas, los magos, los componentes de la Rosacruz, etc., y por la sentencia ID QUOD INFERIUS SICUT QUOD SUPERIUS tomada de la Tabla Esmeralda.3
Vitruvio subraya las virtudes del número diez, pero también la perfección del número seis; El número seis, simbolizado geométricamente por un pseudo-hexagrama o por la estrella de David, está asociado como ya sabemos con la dura perfección simétrica de los cristales y la cristalografía. La asociación entre el diez y el seis como número armonizadores importantes, ya fueron usados por los antiguos egipcios, especialmente por el cociente 10/6=5/3 que es la aproximación de Fibonacci al número Φ, para rectángulos y volúmenes. Posteriormente esta relación fue tomada por los arquitectos del renacimiento.
El secreto del símbolo
Ahondando en lo esotérico, quizás la aportación más sugerente del libro The geometry of art and life,4 Matila Ghyka desenreda toda la simbología que acompaña a la geometría y los números. El pentagrama fue transmitido a lo largo de la historia de tres secretas y escondidas maneras posibles: como marco de los diagramas de planificación secreta de arquitectos y maestros de masones, transmitidos de padres a hijos, como uno de los esotéricos signos o símbolos de reconocimiento de ciertas sociedades secretas y finalmente como un elemento que forma parte de rituales mágicos.
Los secretos prácticos del labrado de la piedra para la construcción de edificios fueron transmitidos por los gremios masones de la piedra, desde la antigua Collegia Opificum que ya existía en los tiempos de la República Romana, a través de sus sucesores por todo el imperio romano, más tarde mediante los talleres de arquitectura en los monasterios carolingios mayormente de la orden de los benedictinos, y finalmente entre los gremios de constructores y los masones federados durante el período gótico en la Bauhütte, con la suprema sede central en la logia adosada a la catedral de Estrasburgo.5
En Inglaterra, los documentos masones más antiguos, Ordinationes of York, de 1352 y 1409, mencionan al rey de Athelstan, 925 a 940, como aquel que estableció la primera sociedad masónica en las Islas Británicas. Es interesante anotar aquí que el Cooke Manuscript, actualmente expuesto en el British Museum, copia de un texto del siglo XIV datado en 1430, menciona a Pitágoras y a Hermes como aquellos que revelaron los secretos de la geometría a la raza humana. El mismo manuscrito en su parte estatutaria insiste en la obligación de los Masones de no traicionar los secretos de su destreza.
Mientras el Pentagrama viajaba como símbolo mágico y como herramienta a través de círculos ocultistas y de la Rosacruz,6 viajaba también en otra trayectoria, más político-esotérica, desde la Sociedad Pitagórica hasta la moderna masonería, donde la Estrella Llameante no es más que el pentagrama, con una letra G en el medio, inscripción latina del hebreo Yold, es decir el número diez o década.
Miquel Lacasta Codorniu. Doctor arquitecto
Barcelona, Abril 2015
1 Kircher, Athanasius, Arithmologia, Roma, 1665, p. 217.
2 Esta cita se puede encontrar en la obra Hieros Logos o Conversaciones Sagradas, dentro de la colección Maestros de Samos, ver Op. Cit., GHYKA, 1977 (1946), p. 115.
3 La Tabla Esmeralda de Hermes es la fuente original de la filosofía y la alquimia hermética. Según la leyenda, el texto fue originalmente tallado por Hermes en unas tablas esmeraldas y guardado en la Cámara Real de la gran pirámide de Keops. La traducción de esta sentencia podría ser: “Lo que está abajo, se corresponde con lo que está arriba”.
4 Ghyka, Matila, The Geometry of Art and Life, Dover Publications Inc, Nueva York, 1977 (1946).
5 La Bauhütte se creó como federación de las logias de los talladores de piedra, asociadas a las cuatro grandes logias de Estrasburgo, Colonia, Viena y Berna. La de Estrasburgo fue reconocida como la Gran Logia Suprema y el Maestro de Obras de su catedral ejercía la autoridad sobre todas las asociaciones locales dependientes de las otras logias mencionadas.
6 Estos círculos se encuentran en la obra de Agrippa de Nettesheim, De Occulta Philosophia, de 1530, en Amphitheatre de l’Eternelle Sapience de Henry Kunrath, 1609 y finalmente como pentáculo defensivo usado por Fausto contra Mephistopheles en el drama de Goethe, ver Op. Cit., GHYKA, 1977 (1946), p. 118