La Fábrica de Santa Clara (1941) perteneció al Grupo de Empresas Álvarez (GEA). Gracias a la buena situación que atravesaba y a la fuerte demanda de producción, surge la necesidad de nuevos espacios de almazenamiento, por lo que se encarga a Francisco Castro Represas y a Pedro Alonso Pérez (que ya llevaba un año trabajando en el estudio del arquitecto vigués) la construcción de un edificio para almacén. Del proyecto resultante nace la Fábrica de Santa Clara (cuyo nombre se debe a que Santa Clara fue la localidad donde se instaló Manuel Álvarez en su estancia en Cuba), formidable ejemplo de las tesis racionalistas de los años 20 que influyeron en la arquitectura industrial.
Se trata de un prisma de 20 x 60 metros de cuatro alturas situado en el número 380 de la Avda. Ramón Nieto. El lenguaje racionalista que los dos arquitectos imprimen al edificio se aprecian en la horizontalidad y la alineación de la disposición de vanos, que son interrumpidas por franjas verticales. La fachada de acceso es simétrica y queda recalcada en un eje por una franja vertical donde se abre un ventanal continuo. Termina con una sobria cornisa que alcanza más altura que el resto de la fachada.
El reloj, con el logotipo del promotor y enmarcado en una semicircunferencia, es el único elemento decorativo de la fachada. Los arquitectos emplearon bloques de hormgón rebocado y pintado en los cerramientos. Con el nuevo PGOM a punto de ser aprobado (¿o no?) parece que su desaparición está próxima. Sería una pena desprendernos de un edificio con tanta historia y fiel reflejo de una época de la arquitectura que sentó las bases del Movimiento Moderno.
Es el único edificio industrial de estilo racionalista que tenemos en Vigo junto a la Fábrica Ribas. ¿No podría usarse con fines sociales o culturales? En la parcela de GEA se proyectan viviendas, pero también se destina espacio para fines sociales y culturales. Podría rehabilitarse. No deberíamos permitir que nuestro patrimonio industrial vaya desapareciendo impúnemente poco a poco.
leonardo