
En el diseño y la rehabilitación de edificios, la cubierta inclinada es mucho más que una protección frente a la lluvia o el sol: es la primera barrera contra el ruido exterior. Sin embargo, el aislamiento acústico suele recibir menos atención que el térmico o la impermeabilización, a pesar de que su impacto en el confort interior y en el cumplimiento normativo es decisivo.
Una cubierta sin un tratamiento acústico adecuado puede transmitir el ruido del tráfico, la lluvia o incluso el granizo, generando molestias continuas para los ocupantes. Además, el Código Técnico de la Edificación (CTE), en su Documento Básico DB-HR, establece requisitos mínimos de protección frente al ruido que la cubierta debe cumplir.

Ruido y cubierta inclinada: una relación directa
En espacios bajo cubierta —como áticos, buhardillas o viviendas unifamiliares— el usuario está en contacto directo con la parte superior del edificio, lo que intensifica la percepción de cualquier sonido exterior. Para entender cómo proteger estos espacios, conviene distinguir los principales tipos de ruido que afectan a una cubierta inclinada:
- Ruido aéreo exterior: procedente de tráfico, trenes o aviones, se transmite por el aire y penetra a través de elementos constructivos con baja masa o aislamiento insuficiente.
- Ruido de impacto: provocado por lluvia, granizo o ramas que golpean la superficie; se transmite por vibraciones a través de las capas del tejado.
- Ruido estructural o por vibraciones: generado por equipos en cubierta (climatización, extractores) o por el propio movimiento de los materiales.
- Ruidos por dilataciones: crujidos o estallidos que aparecen por la expansión y contracción térmica de ciertos materiales.

Factores clave para un buen aislamiento acústico
Un diseño eficaz combina varios elementos:
- Tipo y rigidez del soporte: un soporte ligero transmite más vibraciones; las soluciones multicapa ayudan a amortiguarlas.
- Aislantes con prestaciones acústicas contrastadas: no todos los materiales térmicos ofrecen buen comportamiento frente al ruido; conviene comprobar sus valores de atenuación acústica.
- Tratamiento de puntos singulares: juntas, remates y pasos de instalaciones deben evitar puentes acústicos.
- Acabados interiores: su capacidad de absorción o reflexión también influye en el resultado final.

Soluciones integrales: ejemplo práctico con sistemas de cubierta Onduline®
En el mercado existen sistemas que combinan aislamiento térmico, acústico e impermeabilización en una única solución. Un ejemplo es el uso de paneles sándwich de madera como ONDUTHERM®, que integran aislamiento y acabado interior, ofreciendo altas prestaciones acústicas incluso con espesores reducidos (cumplimiento del CTE desde 50 mm de aislamiento).
Combinados con ONDULINE BAJO TEJA® DRS, se consigue además una capa continua de impermeabilización y una cámara de aire ventilada, resultando en una cubierta ligera, estanca y silenciosa. Esta solución destaca por:
- Reducción simultánea de ruido aéreo y de impacto.
- Montaje simplificado, minimizando errores de ejecución.
- Compatibilidad con tejas y pizarra en múltiples formatos.
- Cumplimiento del DB-HR sin necesidad de tratamientos adicionales interiores.
- Ligereza (aprox. 25 kg/m²) y alta resistencia mecánica, ideal para rehabilitación.

Buenas prácticas y errores a evitar
Para garantizar el rendimiento acústico en obra, es fundamental:
- Verificar la capacidad portante y continuidad del soporte en rehabilitación.
- Usar materiales con certificación acústica y densidad adecuada.
- Instalar los paneles ajustando juntas y realizar un buen sellado entre estas.
- Confirmar en proyecto los valores dBA del sistema y compararlos con los requisitos del CTE.
Errores frecuentes incluyen confiar únicamente en el aislamiento térmico, tratar de forma independiente cada prestación (en lugar de soluciones integrales) o descuidar los encuentros y sellados.

Conclusión
El aislamiento acústico en cubiertas inclinadas es un factor determinante para la habitabilidad y el cumplimiento del CTE. La adopción de sistemas integrales, como el SISTEMA INTEGRAL ONDULINE®, permite abordar de forma simultánea impermeabilización, aislamiento térmico y acústico y ventilación, simplificando tanto la justificación técnica como la ejecución.
Incorporar esta visión desde la fase de proyecto no solo mejora el confort del usuario final, sino que prolonga la vida útil del edificio y evita intervenciones posteriores.