En el año 2007 la revista Icon, para celebrar su número 50, encarga 50 manifiestos a otros tantos artistas, diseñadores, urbanistas y arquitectos entre los que podemos mencionar a Rem Koolhaas, Greg Lynn, Zaha Hadid o Steven Holl. Su editorial, que empezaba con la sentencia:
“La era del manifiesto ha terminado”,
terminaba reivindicando la necesidad de estos escritos radicales, violentos y que siempre buscan la ruptura con lo anterior, para acabar con la apatía y el relativismo que reinan en nuestro comienzo de siglo.
Un año después, Patrick Schumacher presenta en el club Dark Side de Londres su Manifiesto Parametricista. Independientemente de su contenido, la utilización de la palabra “manifiesto” no hay duda que lo convirtió, de principio, en algo ya polémico.
Aunque, a priori, la idea de un manifiesto en pleno siglo 21 suena extemporánea, la verdad es que, si atendemos a los libros sobre manifiestos que han escrito Conrad Ulrich, Charles Jencks y Karl Kropf, estos no han dejado de producirse a lo largo de todo el siglo pasado, con la única interrupción que supusieron las dos guerras mundiales, especialmente la segunda. Es más, conforme nos íbamos acercando al siglo actual, su número se iba multiplicando.
Tampoco las sucesivas crisis económica parecen haber afectado a su libre desarrollo. Sin embargo, si atendemos a su temática y estilo sí podemos ver que existe una gran evolución.
A principios del siglo XX había menos manifiestos, pero eran mucho más radicales. El formato se había tomado de la política cuyos grandes manifiestos, por ejemplo, el famoso manifiesto del partido comunista, iban a conseguir una verdadera revolución tras la cual, efectivamente, se cambiaría el sistema político y social de la URSS. Es la época de las vanguardias, movimientos que también pretenden romper con todo lo anterior y que ven en el manifiesto un excelente aliado. En arquitectura, además de los manifiestos de las vanguardias [De Stijl, Futurista, Positivista o Suprematista] se suceden los manifiestos y programas arquitectónicos destinados a encontrar el “lenguaje arquitectónico”, la arquitectura que sea capaz de reflejar los cambios económicos, políticos y sociales de este siglo.
Alrededor de los años 20 de ese siglo esa nueva arquitectura parece haberse encontrado en el movimiento moderno y los manifiestos y teorías arquitectónicas se homogeneizan y, por unos años, el estilo internacional parece ser el único tema que les ocupa. Pero, tras la reconstrucción de Europa, que tuvo lugar al terminar la segunda guerra mundial y en la que se pusieron en práctica las principales ideas de esta movimiento, los manifiestos se centra entonces en la crítica de las ciudades que se han construido.
Esta crítica se va a expresar según ideas muy distintas, aunque se podrían distinguir cuatro grandes grupos temáticos: la crítica postmoderna, muy influida por la filosofía y que empieza a tratar de nuevo las ya olvidadas cuestiones de estilo, los tradicionalistas, que proponen una vuelta a la ciudad tradicional, los revisores del movimiento moderno, que buscan mejorar este y que han derivado en dos tendencias fundamentales: los que buscan una ciudad más humana [ahí entrarían temas de regionalismos, accesibilidad, género o infancia] y los que buscan una ciudad más poética e influirán a las teorías fenomenológicas y, por último, dentro de las tendencias principales podríamos destacar todas aquellas, que, a raíz de la crisis del petróleo de 1973, comienzan a tratar cuestiones de sostenibilidad, arquitectura veráncula y ecología y que derivarán en el denominado paradigma de lo termodinámico.
Sin embargo, teorías aparte, lo que resulta más llamativo de los manifiestos de la última mitad del pasado siglo es que ya no son esos radicales posicionamientos personales [o de un grupo] que llamaban a una revolución contra la realidad existente. Más bien son pequeñas piezas de un puzzle, de algo así como un manifiesto collage que, más que romper con lo anterior, piensa cambiarlo un poco, reflejando un cierto conformismo con la situación existente.
Beatriz Villanueva Cajide. Arquitecta y Master en Proyectos Arquitectónicos Avanzados (ETSAM). Co-fundadora de bRijUNi arquitectos y comisaria de las jornadas «Al borde de la crítica» organizadas por la Universidad Europea de Madrid en abri-mayo 2013.
Al borde de la crítica (3/3): Silencio y crítica.
La tercera y última de las jornadas “Al borde de la crítica”, organizadas por la Universidad Europea de Madrid,
cambió de escenario y tuvo lugar el lunes 13 de mayo con unos
participantes y un público muy animados desde el principio a disfrutar
de una intensa velada sobre un tema apasionante como es el de la crítica
y su silencio.
Francisco Javier Casas presentaría a los invitados después de la
habitual introducción histórica de cada jornada en la que, tras realizar
un pequeño resumen sobre los dos eventos anteriores, expuso la
necesidad de articular la forma en la que se van a registrar y catalogar
las nuevas fuentes de información que han aparecido desde que existe
internet para que puedan formar parte de un futuro cuerpo de
conocimiento y estudio. Casas sugería la necesidad de alcanzar acuerdos
sobre las estrategias que median entre la forma (formato) y el fondo
(contenido); todo ello siempre y cuando seamos capaces de superar los
esquemas actuales de lobbies en la crítica que, a pesar de
operar en un campo no neutral sino ideológico (Colquhoun), deberían
aspirar a no utilizar la crítica de una forma descaradamente
instrumental (Tafuri).
http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=17778
Al borde de la crítica (2/3): Manifiestos Ausentes.
La segunda de las jornadas “Al borde de la crítica” organizadas por la Universidad Europea de Madrid congregó
a más de ciento veinte personas interesadas en el debate que se
plantearía entre los participantes. Uno de ellos, Beatriz Colomina
(Princeton University), había protagonizado un encuentro con los
estudiantes esa misma tarde en la propia Universidad Europea de Madrid.
La presentación del tema corrió a cargo de Beatriz Villanueva, quien
realizó un recorrido por los manifiestos del siglo XX, desde los textos
de Adolf Loos o el manifiesto futurista de Marinetti hasta el manifiesto
paramétrico de Patrick Schumacher ya en pleno siglo XXI. Villanueva
hizo énfasis en la proliferación de manifiestos críticos con el
Movimiento Moderno tras la Segunda Guerra Mundial, los que surgen a
partir de la crisis del petróleo de 1973 en torno al nuevo paradigma de
lo termodinámico, para finalmente enunciar el concepto de manifiesto
collage, mucho menos radical y siempre formando parte de un conjunto
mayor de intenciones y tendencias reformistas que parecen dominar el
panorama contemporáneo.
http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=17617
Al borde de la crítica (1/3): Nuevos habitantes, nuevas miradas audiovisuales.
La introducción histórica vino de la mano de Ramiro Losada, profesor UEM
y co-fundador de Studio Banana TV, que advirtió que la emergencia de
los nuevos modos de hacer de la contemporaneidad abre un abanico casi
infinito de posibilidades para la documentación y la crítica
arquitectónica, “al que la nueva mirada de la sociedad no sólo acompaña
sino que demanda”. De todos ellos, continuó Losada, “la información más
valorada es la audiovisual, un mecanismo globalizador y con
posibilidades críticas comprendido por la mayoría de las culturas y cuya
vía más importante de transmisión es http://www.youtube.com.”
http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=17461
Comparado con otros tiempos de grandes cambios, sí hay un gran conformismo general, y el texto lo explica muy bien con la aparición de manifiestos más pequeños y menos ambiciosos, más personales, como registro y explicación de un tiempo de individualismos.
No existe conformismo en absoluto! Existe la consciencia de la gran complejidad que suponen las transformaciones.