Si en todo proyecto se presentan retos o condicionantes diferentes, en este caso, a los topográficos y programáticos, se sumaron el hecho de ser una obra primera y la condición de partir de un presupuesto cerrado, con la dificultad que ambas cuestiones conllevan.
«La responsabilidad de enfrentarse a una primera obra provoca el asumir una actitud cauta y contenida desde un principio. Hacer de la humildad y franqueza de la construcción la mayor virtud.
La obra, consistente en la rehabilitación integral de unas ruinas sitas en el lugar de Cela-Bueu, se sitúa en un lugar tan visible, a modo de atalaya, que el interés reside precisamente en conseguir que pase lo más inadvertida posible. Buscar la intimidad y a la vez control del paisaje que desde un primer momento reclaman los propietarios.
El modo de hacerlo fue reconstruir poniendo en valor lo preexistente. Destacar con los materiales lo antiguo de lo nuevo, lo cálido de lo frío, lo pesado de lo ligero, lo frágil de lo recio…
Permitir que sean los materiales los que despierten los sentidos…el hormigón cambiará con la luz, la piedra irá ganando en pátina, y la madera aportará el agradable olor del cedro, siempre vivo..»
Una vivienda en definitiva que tenga en cuenta los recuerdos y propicie el telón de fondo de los futuros.
Los propietarios, residentes en Castilla pero con vinculación familiar en Galicia, se enamoran de la zona y eligen el lugar para disfrutar de él a modo de casa-refugio, con un programa mínimo, pero con tres premisas muy claras:
Un único dormitorio: serán anfitriones de día, pero no de noche.
La seguridad, por ser esta una vivienda de segunda residencia, y que influye claramente en la sensación de vivienda-bunker que ofrecen sus fachadas principales.
Ver sin ser visto: se potencia la vista panorámica desde el salón y se retrasa el volumen que alberga el dormitorio y baño, con su terraza agazapada tras la cubierta del salón.
Dónde…
La parcela, en el lugar de Cela, Bueu, impacta por su marcado carácter de mirador natural de la ría de Pontevedra, con una pronunciada pendiente y dos entradas posibles a la parcela, tanto por el Norte como por el Oeste.
La normativa impide reconstruir la arquitectura en la misma posición, por lo que se rotan y desplazan los muros para cumplir con los retranqueos mínimos.
Estrategias…
La construcción de la que se parte contaba con dos ruinas, muy degradadas. Sin embargo era ésta condición ruinosa y de historia pasada la que atrajo a los propietarios, y que convirtió en premisa la reutilización de todo elemento constructivo susceptible de ser recuperado.
Se toma la propuesta y se apuesta por conservar la composición de las volumetrías preexistentes en lo posible y actuar lo mínimo sobre la topografía de la parcela. Los propios clientes, influenciados por su formación ingenieril, navegan entre deseos de contemporaneidad y tradición, proponiendo el hormigón a cara vista como uno de los posibles materiales de fachada.
La contundencia del portón de entrada, con el volumen frágilmente volado del cedro, la sillería antigua de piedra y los muros de hormigón visto, es sin duda la clara lectura de esta búsqueda por reutilizar e integrar lo viejo y lo nuevo.
El volumen menor con muros de piedra y cubierta de teja, actúa como fachada principal al paisaje, dando frente al Norte de la nueva vivienda, enfocado hacia las vistas y recordando en todo momento el origen humilde de la vivienda.
Tras él, otro volumen a dos alturas en hormigón a cara vista, aporta una lectura más contemporánea, pero con el respeto del que se retrae para no abrumar. La entrada principal, en una posición lateral, respeta la antigua disposición y recupera la sillería preexistente, integrándose entre la textura tosca del hormigón encofrado con tabla y la calidez del cedro.
Un mínimo cuerpo de hormigón enlaza ambas volumetrías, con la clara intención de que dialoguen entre ellas, otorgando a cada una su autonomía y presencia. A su vez servirá de rincón al que acudir desde el dormitorio y dominar el paisaje, siempre con ese espíritu de espacio de mínimos.
La madera de cedro al exterior, trata de suavizar la dureza que tanto piedra y hormigón confieren a la arquitectura, aportando la lectura cálida y doméstica que demandan las fachadas, aunque siempre con una clara vocación de vestido insinuante, dejando que la materialidad contundente del fondo no pierda su protagonismo. Tres grandes contras correderas ayudan a que la imagen de la vivienda pueda cambiar por momentos, contribuyendo a matizar la luz que entra, sin dejar de disfrutar de ella.
……
El hecho de partir de un presupuesto cerrado desde un principio, provoca dificultades en la dirección de obra que requieren de decisiones rápidas y ajustadas. Pero también permiten agilizar la dirección en tanto en cuanto se ha de ejecutar lo redactado y descrito. La buena comunicación entre los diferentes agentes resultó fundamental, así como el estudio previo de cada detalle de obra, adelantando en el proyecto de ejecución muchas de las decisiones habituales de una dirección de obra.
Dotar a cada espacio de su interés e importancia.
Con la dificultad que conlleva una reconstrucción de este tipo, se trató de dar valor a cada pequeño espacio de la vivienda, con el mismo espíritu de lo comentado previamente, hacerlo sin grandes artificios, casando tradición y modernidad de un modo tranquilo.
Evitar lo estándar, con la firme convicción de que en lo particular reside uno de los valores más importantes de las vivencias. Ninguna contra interior abre del mismo modo que otra, ni ninguna ventana es del mismo tamaño que otra,… todo espacio requiere de una luz, de un olor, de una intimidad,… El hormigón se muestra al interior, las maderas huelen, los huecos se manipulan desde varias situaciones de la vivienda, las luces indirectas acentúan los encuentros, los techos abrigan y acompañan los momentos,..
El equilibrio de todos estos factores hará que la vivienda haga honor a su nombre y cumpla su cometido último, ser un contenedor de vivencias.
Obra: Reconstrucción de vivienda en Cela
Emplazamiento: Cela, Bueu, Pontevedra, Galicia, España
Autor: María Pierres López
Arquitecto Técnico: Jose Gallego
Colaboradores redacción proyecto: Sandra Formigo, arquitecta
Estudiantes colaboradores: Patricia Couñago y Marta Piñeiro
Estructuras: E3 arquitectos
Constructora: Sieiro y Plá construcciones
Promotor: Privado
Fotografías: Héctor Santos-Díez | BISimages / María Pierres López