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Las incógnitas

Bajo el lema “Unknown Unknowns. An introduction to mysteries” la comisaria de la reciente XXIII Trienal de Milán de 2022, Ersilia Vaudo —astrofísica y directora de la Oficina de la Diversidad en la Agencia Espacial Europea (ESA)— solicitó a artistas, arquitectos y científicos plantear proyectos que abordaran aquello que no sabemos o que ignoramos no saber.

Una convocatoria con la que invitaba a reflexionar de manera interdisciplinar en torno a la inmensidad de conocimientos por descubrir entendidos como el motor del pensamiento. Idea que remite a la necesaria e imprescindible desorientación previa a cualquier descubrimiento.

(…) Lo necesario es tener tan solo desconocimiento y nada más...

Dicha solicitud se materializó en una constelación de instalaciones, perfomances, eventos y debates que reflexionaban a propósito de aspectos como la gravedad, la luz o los emergentes desafíos relativos al espacio profundo. Todos ellos factores a los que también se enfrenta la arquitectura y cuyas respuestas, como ha sucedido a lo largo de la historia, han anticipado las intuiciones o revelaciones de artistas, filósofos y científicos.

Parole, parole, parole

Italia, 1972: Mina Mazzini y Alberto Lupo cantan a dúo la canción “Parole, Parole”, un lamento sobre las mentiras que ella ha tenido que escuchar de él. Una forma melódica de expresar el “Verba volant, scripta manent” de Cayo Tito o nuestra popular frase en castellano “Las palabras se las lleva el viento”.

Hoy seguimos acudiendo a las palabras para expresar las incógnitas, las incertidumbres, nuestras preguntas y nuestras respuestas. Crisis, emigración, pobreza, cambio climático… encuentran su eco en palabras como reciclaje, solidaridad, reparto justo o sostenibilidad. Pero ¿son algo más que palabras vacías?

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