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Nuevas tecnologías para un nuevo orden informacional | Marc Chalamanch

Fotografía: Marc Chalamanch, New York, 2011

Nuestras vidas se desarrollan en torno a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) convertidas -en pocos años- en herramientas impulsoras de una transformación global; tecnologías a partir de las cuales se estructura el nuevo paradigma informacional1, eje de un desarrollo donde las redes de ciudades globales y las conexiones que las unen son el motor del mundo global. Estas nuevas tecnologías permiten una comunicación constante entre nodos-ciudad impulsores del desarrollo del sistema en el que nos encontramos. Vivimos inmersos en unas nuevas redes de comunicación que estructuran nuestra sociedad de forma permanente y ubicua, a través de unas tecnologías de naturaleza plástica y flexible basadas en el código abierto, pero al mismo tiempo sometidas a un nuevo neodarwinismo, ahora informacional. Las TIC’s están basadas en el desarrollo de la microelectrónica y la nanotecnología, así como en la biotecnología, avances estos permiten la construcción de una Sociedad Red capaz de vencer los límites del tiempo y del espacio histórico precedente. De esta manera estamos superando la forma de organizarnos de una era industrial que, hasta hace poco, impregnaba todas las esferas de la actividad humana.

Estas nuevas tecnologías tienen la capacidad de expandirse e introducirse en todos los ámbitos de nuestra vida, hasta convertirse en la materia prima de la que nos nutrimos como sociedad. Se crean redes informacionales que se organizan permanentemente mientras promueven la convergencia hacia un sistema concentrado y globalizado, y a la vez que fragmentado y descentralizado.

La Sociedad Red centra su devenir en la capacidad de organizarse de forma local para luego llegar a reconocerse globalmente; una sociedad donde las instituciones, las organizaciones y los actores sociales se ven forzados a reformularse para mantenerse en el centro del debate social. Es en este contexto que nos vemos obligados a redefinir nuestro papel como ciudadanos, en una democracia que se ve empujada a abrir nuevos espacios para la participación. Nos encontramos delante de nuevas redes relacionales que nos permiten ser actores activos de los cambios paradigmáticos que vivimos.

Ahora son los usuarios de las nuevas tecnologías, y en su conjunto la sociedad y su tejido económico, los que hacen evolucionar y arraigar las utilidades capaces de transformar nuestra sociedad. Al mismo tiempo son estas mismas tecnologías las que nos obligan a crear una nueva pedagogía informacional, a partir de cómo nos las apropiamos y utilizamos, y a sabiendas de que son el origen de buena parte de las transformaciones culturales, organizativas e institucionales que estamos experimentando. Unos avances tecnológicos que nos son vendidos como herramientas de comunicación sin fin, en un nuevo mundo de progreso sin límite. Mientras, sus «vendedores» utilizan su complejidad como coartada para justificar una libertad confusa en un mundo globalizado, que siempre es occidentalizado. Detrás de la aparente libertad que transfieren, a través del intercambio de información, aparece la mordaza de la necesidad y de la inalcanzable velocidad de cambio constante a la que nos obligan a seguir. Una necesidad que -antes de resolver problemas- lo que hacen es simplemente desplazarlos, gracias a las nuevas tecnologías.  Esta inalcanzable velocidad es ahora la que divide el mundo entre lentos y rápidos, donde domina la dictadura del tiempo corto2.

Como individuos estamos delante de unas TIC que de forma paulatina y constante está sustituyendo la comunicación de masas y a sus paradigmas comunicacionales del industrialismo. Una fórmula cimentada en la construcción de oligopolios empresariales de la comunicación, que están basados en la emisión de un mensaje unidireccional dirigido a una audiencia de masas a la que sólo se le permite escuchar. Para conseguir esta transformación estamos obligados a ejercer activamente un permanente ejercicio de sentido crítico y de curiosidad intelectual hacia estas nuevas tecnologías. Nos estamos apropiando individualmente de la comunicación de masas para convertirnos en emisores personales de información y conocimiento en un entorno colaborativo en red.

Desde esta posición, tenemos que ser partícipes de la construcción de una sociedad que utiliza estas tecnologías para generar interconexiones y crear redes en un mundo dominado por el intercambio de información y conocimiento. Donde como personas e identidades individuales formamos parte de esta red de nodos a partir de nuestros conocimientos, intereses y deseos. Podemos dar por superada la idea que Marshall McLuhan y B.R. Powers desarrollan en el libro Global Village3, donde se intuye un futuro en el que los nuevos sistemas de comunicación superarían las especificidades de lo local, lo particular y la entidad, es decir, de la noción de cultura y con ello la noción del espacio que se constituye como expresión de la identidad, el lugar4.

Con los cambios paradigmáticos que estamos viviendo hemos sabido convertir las TIC en herramientas capaces de crear ciencia, arte e innovación social. Herramientas impulsoras del desarrollo de una nuevo orden informacional donde la mediación social, cultural y educativa permiten construir, con el uso de las plataformas digitales, un entorno de fortalecimiento democrático en frente de la actual democracia de mercado.

Marc Chalamanch, arquitecto.
Barcelona, enero 2014.

Notas:

CASTELLS, Manuel (2011), La sociedad red: Una visión global. Madrid: AlianzaEditorial. El término sociedad red fue acuñado en 1991 por Jan van Dijk en su obra De Netwerkmaatschappij (La Sociedad Red) – aunque sin duda quien ha contribuido a su mayor desarrollo y popularización ha sido Manuel Castells en La Sociedad Red, el primer volumen de su trilogía La Era de la Información.

2 MATTELART, Armand (2002), Historia de la sociedad de la información, Barcelona: Paidós.

3 McLUHAN, Marshall y POWERS, Bruce R. (1990), La Aldea Global, Gedisa S.A.,Barcelona.

4 CASTELLS, Manuel (1998), Artículo «Espacios públicos en lasociedad de la información» Manuel Castells, publicado en VVAA, Ciutat real, ciutat ideal. Significat i funció a l’espai urbàmodern,  “Urbanitats” núm. 7, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Barcelona 1998.

Marc Chalamanch
Marc Chalamanchhttp://www.chalamanch.com/
Es co-fundador del estudio de arquitectura y urbanismo ARCHIKUBIK Arquitecto y Urbanista licenciado por la ETSA de Barcelona, Universitat Politècnica de Catalunya. Máster universitario «Sociedad de la Información y el Conocimiento» en la UOC (Universidad Abierta de Catalunya). Su investigación académica, apoyada en su experiencia profesional, va dirigida al análisis de la transformación de la ciudad con sus actores, problemáticas y retos en la Sociedad Red.
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